jueves, 21 de mayo de 2015

Mujeres de la independencia de México

Las mujeres de la clase criolla jugaron un papel muy importante, entre ellas destacan nombres como el de Mariana Rodríguez del Toro, esposa del español Manuel Lazarín, autora intelectual del plan para tomar como rehén al virrey Francisco Javier Venegas, con el fin de obtener la libertad del Cura Higalgo, por desgracia se descubrió su maquinación, pero su íntegra intención es valorada. Otra de las mujeres que se reconoce por su inteligencia y valentía es Leona Vicario, esposa de Andrés Quintana Roo, quién de manera clandestina enviaba mensajes a los familiares de los insurgentes para mantenerlos informados, sin embargo la labor por la cual se encuentra en la lista de los personajes ilustres del movimiento, fue  su labor de convencimiento hacia los armeros vizcaínos del virreinato para la fabricación de cañones y fusiles. Leona Vicario murió a los 53 años en la tranquilidad de su casa.

El modelo de la mujer patriota se ve reflejado en Doña Josefa Ortiz de Domínguez, esposa de Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro. Esta brillante mujer, tras enterarse que los realistas habían descubierto la conspiración, convenció a los insurgentes para adelantar la fecha de la independencia, motivo por el cual las autoridades la amenazaron con encarcelarla si seguía en dichas revueltas, su esposo Don Miguel, enterado de la situación la encerró en su cuarto para aislarla y protegerla, no obstante Doña Josefa se las ingenia para enviar a un mensajero hasta San Miguel el grande y dar aviso de la situación. La corregidora fue apresada por autoridades españolas por más de tres años por este hecho de traición a la corona. Esta ilustre mexicana iniciadora  y promotora del movimiento falleció en 1829.

Rita Pérez de Moreno.  Originaria de San Juan de los lagos, casada con el insurgente Pedro Moreno, acompañó a su esposo en la campaña de la independencia, estuvo en el sitio del Fuerte del Sombrero. Durante el sitio supo  que su hija pequeña era prisionera por el jefe realista Brilanti. Roto el sitio del Fuerte del Sombrero, fue hecha prisionera y conducida a León con sus hijos. Fue  hasta lograrse el triunfo de la independencia cuando Rita Pérez regresó a su lugar natal y murió a la edad de 82 años..

Antonia Nava de Catalán. La Generala. Hija predilecta de Tixtla y heroína de la Independencia. Es recordada por presentarse ante el general Nicolás Bravo, con actitud enérgica al lado de numerosas mujeres, para decirle: Venimos porque hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra Patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! “He aquí nuestros cuerpos que pueden repartirse como ración a los soldados; y dando ejemplo de abnegación sacó del cinto un puñal y se lo llevó al pecho”.  Su acto generó gran admiración y motivación, las mujeres se armaron de machetes y garrotes y salieron a pelear contra el enemigo. Ganándose el título de La Generala. Cuando su esposo fue asesinado por los realistas, Morelos la llamó para consolarle y decirle que ese y más sacrificios debían hacerse por la Patria, a lo que la Generala contestó: “No vengo a llorar; no vengo a lamentar la muerte de mi esposo; sé que cumplió con su deber; vengo a traer cuatro hijos; tres que pueden servir como soldados, y otro que está chico será tambor y reemplazará a su padre.



María Manuela Molina. Esta extraordinaria mujer nacida en Taxco, anduvo en las campañas de Morelos al lado de otras mujeres, se le concedió el cargo de capitana y logró poner en fuga a los realistas. En un diario de la expedición de Morelos a Acapulco desde Oaxaca, se lee: “llegó doña María Manuela Molina, india natural de Taxco, capitana titulada de la Suprema Junta. Esta mujer llevada del fuego sagrado que inspira el amor de la patria, comenzó a hacer varios servicios a la nación hasta llegar a acreditarse y levantar su  compañía. Se ha hallado en siete batallas y entusiasmada con el gran concepto que el señor General le han acarreado sus victorias, hizo viaje de más de cien leguas para conocerlo, expresando después de lograrlo, que ya moriría gustosa, aunque la despedazara una bomba de Acapulco. Ojalá que la décima parte de los americanos tuvieran los mismos sentimientos”.

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